jueves, 15 de abril de 2010

Antífonas de los Redentores

Migajas olvidadas. Reflejos translúcidos.
Somos lazos cerrados nutriéndose del recuerdo.
Transparentes fantasmas irresolutos.

Y la mesa servida con desperdicios humeantes:
el alimento perfecto para los milagros y las promesas de redención.
Rezando rosarios en tertulias reiteradas. Ínfimos.
Magros actos de fé tardía.

Destellos de una luz en decadencia.

Candor en alas del silencio.
Cómplices de tu martirio esperamos una respuesta
de ese dios desconocido

Imágenes demasiado turbias para una mente tan clara.
Sol. Intensidad. Carisma.

Solo me falta aprender a bailar.

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