Iba dejandome caer lentamente.
El agua tibia,la piel helada,el pensamiento marchito.
Me sumergía pensando en el bosque,
y en los susurros.
Es el aroma adictivo de la noche,pensé.
Y aspiré.
Tragué la noche lenta y pausada.
Así mientras el agua enrojecía
me sumergí pensando en los árboles.
Y en los susurros de todo lo que acecha.
No hay bosque sin bestias...
jueves, 11 de junio de 2009
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